En los últimos tiempos es muy común encontrarse en la Red con un gran número de figuras que se autoproclaman fácilmente y a voz en grito expertos del SEO, SMO, SMO, social media, marketing online, comunicación digital, branding y otros anglicismos. En algunos casos son personas que llevan trabajando años en estos campos de alguna u otra manera y, en otros, simplemente aprovechados que quieren subirse a un carro del éxito del que a menudo nunca se conoce su dirección.
Y es que llegar a ser un “experto” de la Red se torna dificultoso teniendo en cuenta que Internet supone la representación más clara de la mayor propiedad de la tecnología: el cambio. Cuando todo se había dicho, analizado y vaticinado sobre una herramienta, una plataforma o una aplicación, ésta se modifica y deja al paradigma anterior prácticamente sin sentido. Es un modelo que el campo de las TIC hereda de aquella disciplina con la que está íntimamente ligada, la ciencia, y que se produce como efecto directo de la investigación.
Hasta no hace mucho Apple y Microsoft eran los principales instigadores de estos cambios de modelo y, aunque su influencia sigue siendo enorme (más en otros campos como el software o el hardware), Internet tiene otros dueños, que marcan el ritmo y los desacordes. Cada pequeña modificación que estos conductores del tráfico web y compartidores de contenidos realizan, todo cambia.
Si Google, Facebook o Twitter transforman alguna de sus propiedades no sólo recibirán los comentarios, críticas, quejas o aplausos de la mayor parte de sus usuarios. Las rutinas de los trabajos de especialistas del marketing en la Red, expertos en posicionamiento online, anunciantes y empresas centradas en Internet quedarán trastocadas y necesitadas de una buena actualización.
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