En este momento la tecnología detrás del sistema GPS o Sistema de Posicionamiento Global data de principios de los años 70, época en la que el Departamento de Defensa de los Estados Unidos impulsó el proyecto como un sistema de apoyo para la navegación durante la Guerra Fría. En esa época tuvo que enfrentar mucha oposición de políticos y burócratas que consideraban que el invento era un botadero de plata.
El encargado de realizar el proyecto fue el coronel Bradford W. Parkinson, que en 1972 tenía 37 años y no se imaginaba los alcances de su trabajo. Parkinson reclutó ingenieros en la planta Rockwell de la base aérea El Segundo en California, pero también contrató civiles de Aerospace Corp. En 1978 lanzaron su primer satélite y cuando, en 1993, el satélite número 21 se puso en órbita, el sistema empezó a funcionar en marcha blanca. Poco después completaron los 24 satélites que hoy forman la constelación GPS y se inició una difusión acelerada que ni los más optimistas hubieran predicho.
Hoy en día hay más de mil millones de aparatos utilizando el sistema GPS, incluyendo no sólo los dispositivos de condución asistida para automóviles sino tambien aplicaciones agrícolas, navieras, aéreas, sistemas de control de flota, explotaciones mineras, robots antibombas, cajeros automáticos y hasta la bolsa de Wall Street, que se toma de los relojes atómicos del sistema GPS para fechar las transacciones. Hay usos gratuitos como el que se puede hacer con Google Maps o Nokia OVI Maps, y usos comerciales que obviamente se esmeran en ofrecer mayor valor agregado. Tan masivo es el uso del GPS que algunos incluso lo consideran el único medio de comunicación comparable a Internet.
Como muchos han de saber, los satélites del sistema GPS están permanentemente emitiendo una señal. Los dispositivos que el usuario final emplea en tierra usan la intensidad de la señal de al menos cuatro satélites para determinar la posición actual. Hasta el año 2000, la señal que recibían los GPS comerciales era deliberadamente empeorada por la milicia para que fueran menos precisos que los GPS militares, pero eso ya no corre y, en la práctica, se pretende renovar el sistema con uno que triplique las señales para usos civiles.
El plan de renovación costará USD 8.000 millones y se espera que tome unos 10 años a lo largo de los cuales se irán reemplazando los 24 satélites uno por uno. Este recambio consiste en 12 aparatos fabricados por Boeing y 18 por Lockheed Martin, lo cual arroja que 6 satélites sobrantes se guardarán por si otros se dañan. Estos nuevos satélites ofrecen mucho mayor precisión: si los actuales tienen un rango de error de poco más de 5 metros, el nuevo sistema debiera ofrecer precisión de un metro y menos.
El primero de los 24 nuevos satélites se lanzó el fin de semana desde Cabo Cañaveral, pero todavía quedan bastantes dudas por resolver. Por ejemplo, se ha planteado la necesidad de poder actualizar el software de los satélites en órbita cada cierto tiempo, pero aún no han definido cómo hacerlo. Más preocupante aún -y apuesto a que el lector ya se hizo la pregunta- es que sea el gobierno de los Estados Unidos quien administre el sistema. Considerando que es gratuito no tiene mucho sentido quejarse, pero es otro de esos elementos que le dan a USA un poder fáctico que puede usarse para cruzadas personales. En atención a ello, la Unión Europea, Rusia y China están trabajando cada uno en un programa espacial que les permita mantener una red de satélites independiente, aunque no sabemos cuánto les falta para concretar ese proyecto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario