El plan del Gobierno bautizado como Escuela 2.0, por el que todos los niños de primaria dispondrán de un ordenador portátil, es sólo el último ejemplo de cómo la tecnología se extiende en la educación. En los centros universitarios es cada vez más habitual que los estudiantes dispongan de una conexión inalámbrica a Internet desde cualquier punto del campus y que utilicen la red como una herramienta tan básica como antes era la biblioteca.
Permitir que los alumnos accedan a Internet ahora, se trata de una inversión rentable si a la vez se adoptan medidas para garantizar que se utilice principalmente con fines educativos.
Los cambiantes hábitos de consumo multimedia y la creciente demanda de ancho de banda proporcionan numerosas ventajas a profesores y estudiantes. El acceso de alta velocidad a los contenidos multimedia: datos, voz, vídeo, aplicaciones interactivas… ofrece una experiencia mucho más dinámica, participativa y efectiva, tanto para los profesores como para los alumnos. De todas formas, la capacidad de cualquier red es limitada y, por tanto, los responsables de los centros educativos tienen que asegurarse de que esa capacidad se aproveche de la mejor manera posible, y que su inversión sirva para mejorar la educación, y no sólo para que los usuarios disfruten de un ´campus party´ continuo los doce meses del año.
El verano es el mejor momento para realizar cambios en la red y analizar posibles modificaciones en las políticas que permitan rentabilizar la inversión tecnológica de cara a los próximos doce meses. Un desarrollo de políticas de red adecuada permite a los centros tener un mayor control sobre los dispositivos de acceso mediante claves de usuario y contraseñas, direcciones MAC/IP, así como la posibilidad de separar el tráfico sensible de Internet mediante la aplicación de políticas dinámicas y LANs virtuales (VLANs). Con estos sencillos pasos, los centros universitarios podrán minimizar la utilización de la LAN por parte de dispositivos y usuarios incontrolados para la realización de actividades no relacionadas con los estudios o dañinas para la red, y así optimizar la capacidad de ésta para la enseñanza.
Sin embargo, aunque estemos completamente seguros de que los recursos informáticos se utilizan para fines relacionados con el estudio, existen otras medidas que reducen el coste del mantenimiento de las infraestructuras y mejoran la calidad de las conexiones. Las universidades requieren que sus redes sean iguales o más fiables que las corporativas, algo que se puede conseguir mediante la convergencia, que proporciona una gestión centralizada. La automatización de la red a través del scripting permite establecer la misma configuración para todos sus switches, y mejorar así la agilidad de los despliegues y de los cambios en la configuración.
Los centros de enseñanza también deben tomar medidas para reducir el consumo energético. Precisamente en los meses de verano, cuando cae la demanda de los usuarios, conviene que las universidades cuenten con configuraciones inteligentes para poder reducir la energía consumida por los puertos en momentos de baja demanda. De todas formas, estas medidas también son importantes durante todo el año, por ejemplo por la noche y los fines de semana.
Las clases que se desarrollan en las universidades incorporan cada vez más herramientas multimedia que incluyen presentaciones digitales con permanente conexión a Internet, pizarras electrónicas y otras aplicaciones web. Esto implica una disponibilidad continua de la red para asegurar que se desarrollen las clases sin dificultades, mediante el uso de switches y conexiones redundantes, así como proteger los enlaces de fibra mediante la puesta en marcha de protocolos para la recuperación de fallos.
La clave es conseguir el mayor rendimiento de la red con el menor gasto para así transformar el esfuerzo tecnológico, que sin duda realiza la mayoría de los centros educativos de España, en resultados cuantificables por la calidad de la enseñanza. A diferencia de las empresas tienen la ventaja de poder aprovechar los meses de verano para realizar estos cambios sin interrumpir la conectividad en los momentos de mayor demanda. Además, se ofrecen numerosas soluciones y tecnologías que permiten alcanzar este reto de una forma muy sencilla y sin hacer grandes cambios en el hardware. La educación del futuro ya está al alcance de todos.
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