World-Check confía en el criterio de la gente, no del software, a la hora de construir bases de datos de personas de alto riesgos para los bancos. Y es que los programas informáticos aún no son capaces clasificar las relaciones humanas.
La base de datos de World-Check contiene el nombre de personas clasificadas como de “alto riesgo”, incluyendo aquellas de las que existen vínculos con crímenes organizados, terrorismo o con negocios o conexiones políticas dudosas. Otros nombres de la base de datos puede que no tengan este tipo de conexiones criminales, pero puede ser que sean personas con perfiles muy altos, tales como políticos o celebridades.
Los nombres contenidos en la base de datos de World-Check, utilizados por bancos y otras instituciones, son seleccionados de fuentes públicas en Internet por un equipo de analistas de la compañía. “Casi siempre se trata de datos basados en Internet, lo son el 99,9 por ciento”, ha declarado David Leppan, presidente ejecutivo y fundador de World-Check.
Así las cosas, World-Check no trabaja con herramientas automatizadas para construir sus bases de datos. Esa responsabilidad recae en analistas de la compañía, que se dedican a buscar en diferentes fuentes de información, donde identifican a los individuos con perfiles de alto riesgo y documenta sus conexiones y relaciones con otras personas. Y es que, mientras que las herramientas automatizadas son útiles en algunos casos, tienen sus limitaciones. Así, como ejemplo, Leppan cita un programa de software que era utilizado por las agencias de inteligencia estadounidenses y del que le hicieron una demostración hace años. El programa se basaba sobre todo en la proximidad de nombres aparecidos en informes públicos y en otras fuentes para identificar posibles relaciones y conexiones entre individuos. Sin embargo, durante una prueba para comprobar qué conexiones personales podía establecer para el anterior presidente del gobierno, George W. Bush, el programa establecía a Osama bin Laden como una de sus conexiones. Por eso, Leppan considera que “aún queda un largo camino por delante para utilizar aplicaciones que insinúen o identifiquen posibles relaciones”.
Parte del reto que tienen por delante es que muchas veces estas fuentes de información no establecen explícitamente que dos personas tengan una relación personal o profesional, dejando a los lectores que sean ellos mismos los que establezcan la conexión. “Aún no existe un programa capaz de leer entre líneas”, concluye Leppan, “por eso utilizamos viejos seres humanos”.
Los motores de búsqueda de Internet y las aplicaciones de software pueden catalogar grandes volúmenes de información, pero no son lo suficientemente inteligentes como para establecer relaciones personales entre los individuos. Así lo explica el presidente ejecutivo de World-Check, una compañía que mantiene bases de datos de personas que bancos y otro tipo de compañías utilizan antes de hacer negocios con cualquiera.
La base de datos de World-Check contiene el nombre de personas clasificadas como de “alto riesgo”, incluyendo aquellas de las que existen vínculos con crímenes organizados, terrorismo o con negocios o conexiones políticas dudosas. Otros nombres de la base de datos puede que no tengan este tipo de conexiones criminales, pero puede ser que sean personas con perfiles muy altos, tales como políticos o celebridades.
Los nombres contenidos en la base de datos de World-Check, utilizados por bancos y otras instituciones, son seleccionados de fuentes públicas en Internet por un equipo de analistas de la compañía. “Casi siempre se trata de datos basados en Internet, lo son el 99,9 por ciento”, ha declarado David Leppan, presidente ejecutivo y fundador de World-Check.
Así las cosas, World-Check no trabaja con herramientas automatizadas para construir sus bases de datos. Esa responsabilidad recae en analistas de la compañía, que se dedican a buscar en diferentes fuentes de información, donde identifican a los individuos con perfiles de alto riesgo y documenta sus conexiones y relaciones con otras personas. Y es que, mientras que las herramientas automatizadas son útiles en algunos casos, tienen sus limitaciones. Así, como ejemplo, Leppan cita un programa de software que era utilizado por las agencias de inteligencia estadounidenses y del que le hicieron una demostración hace años. El programa se basaba sobre todo en la proximidad de nombres aparecidos en informes públicos y en otras fuentes para identificar posibles relaciones y conexiones entre individuos. Sin embargo, durante una prueba para comprobar qué conexiones personales podía establecer para el anterior presidente del gobierno, George W. Bush, el programa establecía a Osama bin Laden como una de sus conexiones. Por eso, Leppan considera que “aún queda un largo camino por delante para utilizar aplicaciones que insinúen o identifiquen posibles relaciones”.
Parte del reto que tienen por delante es que muchas veces estas fuentes de información no establecen explícitamente que dos personas tengan una relación personal o profesional, dejando a los lectores que sean ellos mismos los que establezcan la conexión. “Aún no existe un programa capaz de leer entre líneas”, concluye Leppan, “por eso utilizamos viejos seres humanos”.
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